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Cautivando desde la voz


"Cautivando desde la voz".

A lo lejos se escuchaba una enérgica y firme voz

dirigiéndo el itinerario de los días.

Instinto temeroso que enfocó mi atención...

¿Quién era el contrincante?

¿Cuál era su oponencia?

¡Necesitaba enfrentarlo!

¡Saber lo que se exponía!

¡Entender lo que pasaba!

¡Comprender la ironía!

Con el reto en mano,

busqué el camino de la voz...

Se asomó mi curiosidad al punto de encuentro,

se esfumó la valentía.

¡El primer contacto visual!

¡Oh, ese momento!

Paralizó la estrategia de contra-ataque.

Segundos de observarnos,

minutos de guardar la imágen.

Congelando el tiempo de ese momento.

El tono de la voz disminuyó.

Los decibeles se convirtieron en armonía,

titubenates y pausados.

Movias los labios,

llenándolos de palabras sin mucho sentido.

Difuminabas la respiración para recuperar el aliento,

evadiendo el suspiro que estaba por salir.

Huí de aquél estado aletargado,

para no recordarme agonizado.

Me percibí tan frágil,

me sentí tan vulnerable,

semidesnuda, expuesta y descubierta.

El camino me guiaba a ti y no quería ir.

Aún temblando y sin saber de mí,

algo pasaba, era el fuego el que penetraba.

El sonido ardiendo, yo congelada.

Cuestionas... me equivoco.

Preguntas... salgo de mí.

Solo te quiero fuera,

pero quiero que te quedes siempre.

El siempre suele ser algo infinito,

no es no crea, pero el sentirlo es inexplicablemente hermoso.

Sólo es vivir en ese dichoso momento.

Disfrutarnos en este punto de encuentro.

No hay inicio,

no hay un fin.

Sólo dos locos amándose en silencio.

Porque puedo,

porque no puedes.

Iluminarnos al estar cerca.

Tan presentes,

tan lejanos.

Nos quebramos porque lo pensamos.

Nos tenemos porque lo sentimos.

¡Ya hay que dejar de callarnos

y vivirnos en el acto!


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